miércoles, 7 de agosto de 2013

Crítica Lobezno Inmortal: MARVEL resucita en Japón

150 pesetas. Ese era el precio de un cómic de Marvel cuando yo tenía 13 años. No era nada caro, considerando que salía una vez al mes, y mucho menos si lo comparamos con los precios actuales, que creo que rondan los 2 euros de media. Además hay que tener en cuenta que un cómic normalito se lee en un suspiro por lo que, con mi paga de 1.000 pesetas al mes, debía mirar bien en qué me gastaba los cuartos.

Recuerdo la primera vez que me planté delante del kiosko de periódicos y revistas que había a unas pocas calles de distancia de mi colegio. Con cierta timidez, examiné por encima los distintos títulos impresos sobre coloridas portadas llenas de superhéroes y mutantes: X-Men, Patrulla-X, Spiderman, Batman, Daredevil, Hulk... Y entre todas estas opciones, me fui a fijar en una en concreto: un tipo con un traje amarillo ajustado y una máscara azul oscuro, que me miraba desafiante a través de unas cuchillas hechas de lo que parecía acero que surgían de sus nudillos (posteriormente leería acerca del "adamantium"). La cosa pintaba bien y, a partir de ahí, estuve comprando cómics de Lobezno, Patrulla-X y X-Men durante unos 6 años.

En aquella época recibí con ilusión la primera de las películas cinematográficas de los mutantes, llamada X-Men, allá por el año 2000. Me gustó mucho la adaptación al cómic que hizo su director, Bryan Singer, aunque después cambié de opinión al ver la segunda, X-Men 2, la cual me pareció mucho mejor en cuanto a guión, ritmo y coherencia con la historia original. Luego llegó la tercera y lo fastidió todo con un final facilón y forzado que me decepcionó mucho al ver como habían cerrado la trilogía, como si el responsable del proyecto hubiera manifestado su aburrimiento y hubiese decidido poner fin a todo de un plumazo... hasta hoy.

Imagen propiedad de 20th Century Fox
Ayer vi la película Lobezno Inmortal, con la esperanza de que alguien arreglara el estropicio que habían hecho 4 años atrás con uno de los personajes con más posibilidades y mejor caracterizado (Hugh Jackman es sin duda el mejor Logan que se puede desear) del cine de acción. El encargado de tan digna y necesaria tarea no es otro que James Mangold, director responsable de una de mis pelis preferidas, Identity, por lo que acudí a la sala ilusionado. Y salí contento, la verdad.


En contraposición a la desnortada X-Men Orígenes: Lobezno, que no consiguió hacer justicia al origen del personaje como merecía y se centraba en exceso en el conflicto entre Logan y Dientes de Sable (su archienemigo en los cómics, mal interpretado y peor caracterizado por el soseras del actor Liev Schreiber), la nueva secuela de Lobezno consigue plasmar su verdadera esencia a través de una historia que, aunque contiene las típicas escenas forzadas de película de acción demasiado apoyada en los efectos especiales de última generación, mantiene un guión aceptable con momentos muy entretenidos y alguna que otra sorpresa.

La historia comienza con un flashback de Lobezno en una especie de campo de concentración en Japón justo cuando cae la bomba de Nagasaki, donde le salva la vida a un soldado que, agradecido y obligado por su código de honor, contrae una deuda con Logan. Muchos años después, un Lobezno atormentado por los traumáticos hechos acontecidos en X-Men 3, recibe una invitación para volver a Japón para despedirse del soldado, ahora un enfermo terminal en sus últimos momentos de vida, al frente de una de las corporaciones tecnológicas más importantes del país, con una oferta un tanto inusual para nuestro mutante: arrebatarle el famoso poder curativo que le hace inmortal para que, al fin, pueda llevar una vida normal.

La trama, por tanto, gira en torno a un tema algo complejo como es la inmortalidad (de ahí el título) que, unido al entorno oriental, le da a la cinta un toque "zen" muy chulo que contrasta un poco con lo visto hasta ahora de Lobezno en la gran pantalla. Esto supone un cambio muy acertado que saca al personaje de su ambiente y le sumerge en una historia no tan pendiente de mutantes raros (aunque alguno hay) y poderes especiales como en películas anteriores. Dicho contraste se resume muy bien en la respuesta que la protagonista femenina le da a Hugh Jackman cuando este le pregunta porqué va a casarse con alguien a quien no quiere, solo porque su padre así lo decidió años atrás: "Desobedecer a mi padre sería desonrarlo. No espero que lo entiendas. No eres japones."

Imagen propiedad de 20th Century Fox
La unión entre fotografía y efectos especiales por ordenador es otro punto fuerte de la cinta, que nos regala desde hermosas construcciones japonesas hasta paisajes preciosistas de almendros rosáceos en entornos rurales y templos, acompañado todo ello por una suave melodía oriental de fondo. Por supuesto no es todo paz, armonía y reflexión, y es aquí donde la cinta pierde un poco de gracia. Me refiero a las escenas de acción vertiginosa y poco creíble a las que cada vez nos tienen más acostumbrados. Soy consciente de que Lobezno es un personaje de cómic, pero con lo bien que está planteada la película, ¿de verdad hace falta forzar la cosa con situaciones imposibles pensadas únicamente para crear una tensión exagerada e innecesaria? ¿Es obligatorio que Logan luche contra los Yakuza (la mafia japonesa) en el techo de un tren bala a 500 km. por hora sin caerse y haciendo cabriolas? ¿Tenemos que ver como Lobezno se opera a si mismo del corazón en una especie de mesa quirúrjica futurista mientras un samurai intenta clavarle una espada? Al contrario de lo que puedan pensar en Hollywood, escenas como estas no tienen porqué funcionar bien, por mucha adrenalina que les pongan.

En cuanto a los personajes, me dio la impresión de que todos estaban muy bien caracterizados, desde los japoneses con sus maneras forzadas y su estricto carácter hasta el chulito Lobezno con comentarios fáciles tipo "Sayonara Baby" que aportan algo de humor enlatado, el cual casa muy bien con este tipo de pelis. El propio Hugh Jackman lo hace de maravilla, ya que tanto la expresión de su rostro como su imponente físico dan totalmente el pego. Tanto es así que, en una entrevista reciente, su mujer y él reconocieron que el personaje le daba vidilla a su relación sexual...

Para acabar me gustaría hacer hincapié en los finales de Lobezno Inmortal. Si, si, los finales, porque tiene dos. El primero es la resolución de la historia principal con un giro de la trama muy chulo que te deja con un buen sabor de boca, algo bastante inusual en este tipo de películas. En cuanto al segundo, es solo para fans, y viene después de los títulos. Creedme cuando os digo que no quedaréis decepcionados, sobre todo si estáis familiarizados con los cómics de la Patrulla-X y si quedasteis, como yo, decepcionados con la última parte de la trilogía X-Men. Solo os diré que, después de verlo, todo apunta a que la siguiente secuela de Lobezno será la punta de lanza de la continuación de los famosos mutantes en la gran pantalla...

Lo mejor: Que la película transcurra íntegramente en un entorno oriental le da un toque de aire fresco al personaje.

Lo peor: Algunas escenas de acción demasiado forzadas




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