domingo, 13 de noviembre de 2011

The Thing 2011: Mucho ruido y pocas nueces

Eran las doce de la noche del sábado. Dos amigos y yo nos plantamos delante de la cartelera del cine del centro comercial Principe Pío, en Madrid, para ir a ver algo que mereciese la pena en la conocida "sesión golfa" (la última de la noche). A uno de nosotros le apetecía una película de miedo o algo que se le pareciese aunque, después de haber visto tantas y tantas cintas de "terror" buscando un nuevo enfoque detrás de cada susto, convertidos, tras años de consumir cine de este tipo, en adivinos y videntes del horror mientras le decimos al que tenemos al lado: "mira, ahora va a salir un monstruo de debajo de la cama" o "en cuanto pare la música algo aparecerá al otro lado de la ventana", o bien "la asesina es la mejor amiga del prota..."; es difícil que algo pueda realmente sorprendernos.

¡Pero seguimos intentándolo! Así pues, tras examinar la oferta de la cartelera, escogimos entre tres opciones: "Mientras duermes", "Detrás de las paredes" o "La cosa". He de reconocer que, viendo las posibilidades, me incliné más por esta última, al recordar que era una precuela y que más tarde podría comentarla aquí. Además tenía un buen recuerdo de la película de 1982 y, como si una mano invisible masajease la zona de mi cerebro donde reside la nostalgia, convencí a mis amigos para ver la continuación de una película que vi varias veces en el salón de mi casa cuando era niño por televisión (creo que Telecinco fue la cadena que más veces la emitió) junto a mi familia.

Ahora, escribiendo esta entrada, agradezco que mis padres no me hayan puesto nunca trabas a la hora de ver determinadas películas por ser demasiado sangrientas o dar más miedo que otras. Tenía un compañero de clase al que sus padres no le dejaban ver Bola de Dragón por considerarla violenta en exceso (a lo mejor tenían miedo de que consiguiese hacer una onda vital y les destrozase el salón) y claro, al día siguiente, en el recreo, tenía que esperar a que los demás terminásemos de hablar del capítulo de la tarde anterior, en el que Goku había vencido por fin a Freezer convirtiéndose en super-guerrero en el planeta Namek (que chavales más frikis éramos).

Kurt Rusell en una escena de "La Cosa" de John Carpenter
Pero volvamos a "La Cosa". Como señalé antes, la película es una precuela de la de 1982 protagonizada por Kurt Rusell, un actor de los que sorprenden sin previo aviso con una buena actuación gracias a que es capaz de meterse tanto en su papel que hace que te lo creas a pies juntillas. En esa ocasión, el actor dio vida a un investigador en la Antártida que, junto con una decena más de colegas, las pasa canutas para sobrevivir al ataque de una "cosa" bastante desagradable de origen alienígena.

Recuerdo que la película me impactó bastante por lo excesivamente desagradables que eran las escenas en las que la criatura se dejaba ver: cuerpos partidos por la mitad, tentáculos saliendo del estómago de la gente, cabezas que se separan del tronco y que echan a andar solas... Quizás fue la primera vez en mi infancia que sentí esa especie de morbo que te impulsa a ver cintas como "Saw" (excepto la primera, el resto son abominables en mi opinión), ya que no podía apartar la mirada de tanta sangre y tanta víscera de los años 80, que no es lo mismo que sangre y vísceras en la actualidad. Con los efectos especiales de ahora, el realismo es   increíble, pero yo no encuentro el encanto del cine de antes, reconocible incluso entre las citadas vísceras, por ninguna parte.

También es cierto que en la precuela de "La Cosa" no repitió el mismo director de la primera, el genial John Carpenter, el cual deja su cuidadosa huella prácticamente en cada plano de la película. La cámara de Carpenter muestra muchas veces a sus protagonistas de fondo, tratándolos como si fueran una parte secundaria de la historia, para centrarse en pequeños detalles e indicios de que "la cosa" acecha cerca: un sonido casi imperceptible detrás de una puerta o una fugaz sombra en el pasillo, serán las mañas que el director empleará a menudo para insinuar sin mostrar, sugerir sin enseñar, que la criatura no anda lejos. Eso si, cuando el bicho aparece, la lía parda.

Imagen de la precuela "La cosa" 
Lo mismo pasa en la precuela, con un monstruo que cuenta con la ayuda de la alta definición de las pantallas modernas y un sonido de última generación que se te mete hasta los huesos para conseguir ser más desagradable que su versión de hace treinta años. Con creces.

La película por tanto descansa en la presencia de esta "cosa" y en el clima que crea el hecho de no saber donde está, lo cual dura bien poco ya que, a diferencia del film original, no hay sutileza ni demasiada intriga. Es más un bicho que va a saco cargándose gente sin ningún tipo de pudor desde la mitad de la película hasta el final, lo que la hace muy parecida a esas películas de monstruos cuyo único interés es ver a cuántos se carga, cómo lo hace y de qué forma acaban con él los protagonistas.

Ahora bien, he de decir que me gustó mucho la forma en la que la precuela se une a la original, ya que el final de una es exactamente el principio de la siguiente, pudiendo unir la historia sin ningún tipo de interrupción (nada más volver del cine, me puse la de John Carpenter para comprobar si coincidían y ya de paso me vi la peli otra vez); así que por lo menos hace que te pique la curiosidad por ver cómo continúa la trama.

Mi conclusión es que podrían haber hecho algo mucho más interesante con el material del que disponían aprovechando el argumento original. No obstante la película es entretenida, que supongo que es lo que se proponían los que la hicieron.

Aún así, es muy previsible y, en ocasiones, aburrida.

Lo mejor: Un guión muy bien adaptado a la cinta original.

Lo peor: No le hace justicia a su antecesora, que es mucho más ágil e interesante.

2 comentarios:

  1. Era de esperar, llega tarde (y no era muy necesario renovar ni tocar La Cosa)y tal como está el panorama no creo que enganche a las nuevas generaciones...

    Hace unas semanas vi la versión cincuentera y La Cosa (como personaje) no tenía ni chicha ni limoná jeje


    ¡¡Saludos!!

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