A mi personalmente me enseñaron a rezar desde pequeño, de carrerilla, como si estuviese aprendiéndome la tabla del 8 o los ríos de España. Si iba a confesarme a la iglesia del colegio (los curas se cuidaban mucho de que fuésemos regularmente, sobre todo en primaria) el confesor comenzaba con el "Ave María Purísima..." para que yo le respondiese con el "...sin pecado concebida", y después de largarle mis pensamientos impuros y otra suerte de pequeñas tonterías, ¿qué era lo que me recetaba? Pues sí, más rezos. "Si quieres que Dios te perdone -decían- debes confesarte a menudo y rezar más aún". Rezar por los demás, por uno mismo, rezar para salvarte, para que El Señor te absuelva y puedas volver a pecar, rezar, al fin y al cabo, para que nunca olvides que Él te observa siempre y conoce tu alma y tus secretos...
¿Pero que pasaría si en lugar de ser nosotros quienes necesitamos de un Dios que nos absuelva de nuestros errores para así sentirnos limpios, seguros de contar con su bendición, fuese al contrario? ¿Qué ocurriría si Dios o, en este caso, los Dioses, fuesen los que anhelasen nuestros ruegos y plegarias para que no les olvidemos y, de esta forma, seguir existiendo? Pues este es el supuesto en el que se basa la película Ira de Titanes, y la razón de que os haya contado toda esa parrafada.
Sam Worthington en Ira de Titanes |
Y como ya nos viene acostumbrando Hollywood desde hace mucho tiempo, si la fórmula funciona, ¿para qué complicarse? Efectivamente, la secuela tiene los mismos ingredientes que la primera: una amenaza colosal anunciada al comienzo de la peli, un viaje para encontrar "algo" que impida la catástrofe, y el consabido final que, además, acaba en un santiamén. Siento ser tan escueto, pero no soy de esos que publican una crítica destripando los entresijos de la película, con el consiguiente y justificado cabreo del lector hacia el que la escribe.
¿Diferencias con la primera? Nuevas criaturas como los cíclopes (por favor, si alguno sabe qué ser mitológico con un par de cuernos enormes es el que ataca al prota antes de que llegue a salvar a su padre hacia el final de la película, le agradecería mucho que pusiera un comentario aclarándomelo...), nuevos dioses como Ares o Hefesto o semidioses como el hijo de Neptuno (insufrible desde el minuto uno de su aparición), constituyen las únicas modificaciones con respecto a Furia de Titanes.La película es entretenida y, junto a las interpretaciones de los actores principales y los excelentes efectos especiales, consigue mantener nuestra atención los aproximadamente 100 minutos que dura la cinta.
Deteniéndome en los actores, a mi juicio diría que estamos ante un Sam Worthington (Perseo) muy correcto y muy cómodo en el papel protagonista, (al igual que lo estuvo en Avatar y, seguramente, volverá a repetirlo en su secuela), pero sin duda los que parten el bacalao en esta segunda parte, a diferencia de la primera en la que casi no salen, son los siempre geniales Liam Neeson (Zeus) y Ralph Fiennes (Hades) en su papel de hermanos enfrentados en sus ideas acerca del destino de la humanidad y el suyo propio.
Liam Neeson en una escena de la película |
No puedo dejar de hacer hincapié en la enorme química entre estos dos actores que me hicieron recordar inevitablemente su interpretación en La lista de Schindler, en aquella escena en la que Ralph Fiennes comenta como si tal cosa a un indignado Neeson cómo funciona un campo de concentración con las muertes que ello conlleva, mientras toman una copa y se fuman un cigarro. Si hay alguien que no haya visto esta película, le recomiendo encarecidamente que se haga con ella, porque es una verdadera obra de arte.
En definitiva, es una película muy cuidada en cuanto al aspecto visual, aunque no tanto por el lado argumental, en el que hay algunas cosas que chirrían, como la actitud de Perseo hacia su padre Zeus, que en Furia de Titanes es de rechazo total (de hecho no le reconoce como su verdadero padre) y que contrasta poderosamente con el cariño desmedido que siente hacia él en esta secuela, hasta el punto de derramar unas lágrimas cuando las cosas le van mal dadas al todopoderoso dios del Olimpo.
Sin más que añadir, os espero en la próxima crítica, y no olvidéis rezar vuestras oraciones antes de acostaros. Nunca se sabe quién podría necesitarlas...
Lo mejor: Los efectos especiales y las interpretaciones de los principales dioses de la historia
Lo peor: Una estructura argumental demasiado vista ya...
Según mi humilde opinión, es una de las más flojas secuelas que recuerdo. Personajes que no son muy creíbles, el guión es muy pobre, aunque es solo mi opinión.
ResponderEliminarTienes toda la razón, el guión es bastante regulero! Gracias por tu opinión!
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