sábado, 11 de julio de 2015

Crítica San Andrés: Temblores familiares

Hay actores que nos hacen gracia. No hay por qué tener un motivo, simplemente hay algo en ellos que hace que nos caigan bien. A mi, por ejemplo, me pasa con Steven Seagal: es uno de los actores más inexpresivos de la profesión, pero me divierte verle repartir estopa con un grupo de terroristas chechenos, o a quien sea menester. Me gusta Will Ferrel quien, con un don innato para convertir las escenas más cotidianas en situaciones absurdas gracias a sus ridículas interpretaciones, siempre consigue sacarme una sonrisa. Y sí, lo confieso, me gusta Dwayne Johnson, el actor conocido como "La Roca", con esa cabeza pequeña de mirada bonachona atrapada en un cuerpo imposible, que tan de moda está últimamente. 

La película que nos ocupa no es una secuela (o sí, mirad este vídeo...), pero podría ser una versión de cualquiera de las docenas de películas del género de catástrofes que inundan el cine: Pánico en el tunel (el Stalone de antes, mucho mejor que el de ahora), El Coloso en llamas, Titanic... Así que lo primero que me gustaría que supiera una persona que leyese esta crítica antes de ir a ver "San Andrés" es que, con casi total seguridad, ya la ha visto. 

El argumento se puede resumir en una línea (lo cual es perfectamente lícito): Piloto de helicóptero sale al rescate de su familia al desatarse un intenso terremoto en la falla de San Andrés. Hay grandes películas con guiones más simples que esta, así que una falta de complejidad argumental no debería ser una lacra. Se trata de una cinta ideada para entretener. Punto. 

El problema viene cuando, en un intento de dotar de profundidad a unos personajes que no lo necesitan, te cuelan una historia de conflictos familiares que resulta poco relevante para el espectador y bastante aburrida. La película por tanto nos muestra a un The Rock! afligido porque su ex-mujer ha vuelto a casarse con un tipo forrado de dinero y por el hecho de que su hija adolescente no parece querer pasar tiempo con él los fines de semana (dramote al canto), lo cual me trajo a la cabeza esas escenas de cabaret en las películas del oeste en las que los parroquianos silban y tiran botellas de cerveza al malabarista del escenario para que se largue y salga la chica ligera de ropa a menear sus encantos ante ellos. ¡Queremos ver a La Roca en acción -gritaban en mi cabeza- no sentir compasión por sus fracasos como marido y padre! Cuanta razón.


La verdad es que es una película muy bien hecha, con unos efectos especiales muy cuidados y realistas, en la que es muy fácil sumergirse y vivir la angustia que provoca no estar seguro en ningún sitio cuando es el propio suelo bajo tus pies el que amenaza con engullirte. Todo sería perfecto en ese plano si no fuese, de nuevo, por las escenas metidas con calzador de "La Roca" revisando su pasado marital intentando analizar con su mujer -sentada en el asiento del copiloto del helicóptero de rescate- las causas de su ruptura conyugal. Tranquilos, no desvelaré aquí si The Rock consigue recuperar su matrimonio, información vital dónde las haya en una cinta de terremotos, pero no puedo dejar de denunciar el anticlímax que supone estar en medio de una situación de crisis con grandes dosis de tensión y que todo se pare (como si hicieran un paréntesis kit-kat) para hablar de los sentimientos de una pareja con problemas de comunicación en su relación, interrumpiendo así la búsqueda de su hija desaparecida. 

Otro factor que debe tener presente alguien que vaya a ver San Andrés es que se trata de una americanada. Podemos distinguir este tipo de películas por ciertos elementos, que resultan bastante cargantes y artificiales para los que no somos de ese país, de los que me gustaría destacar algunos que llamaron especialmente mi atención:

  1. Invocación de Dios cada dos por tres. Frases como ¡"Oh. Dios mío"! y ¡Que Dios nos ayude! plagan la película de expresiones y actitudes mojigatas tan propias de las películas americanas de catástrofes. Los humanos, siervos de Dios, no son dignos de su misericordia y por eso, por nuestra arrogancia, debemos ser castigados: terremoto al canto.
  2. Cualquiera puede alcanzar el éxito si se esfuerza lo suficiente, por muy mal que le vaya. "La Roca" tenía una familia a la que adoraba, pero la perdió debido a una tragedia del pasado (que no desvelaré) y a su incapacidad para asumirla. Además otro hombre ocupa su lugar como macho alfa al lado de su mujer y de su hija. Pero tranquilos, gracias a la capacidad de sacrificio innata en los americanos, no solo salvará a su familia de un terremoto sino que solucionará su vida en una tarde, literalmente. Y es que no hay nada mejor que un desastre natural para arreglarte con la parienta.
  3. Todo es blanco o negro. Los buenos son muy buenos y los malos, malísimos, aunque no haya necesidad de que así sea. Sencillamente, para que "La Roca" pudiese solucionarlo con su ex, necesitábamos que su nuevo marido, el hombre rico del que os hablaba, fuese una persona odiosa y ruin, con lo que así nos lo presentan y, para dejarle el camino libre al prota con su esposa, los guionistas se aseguran de que el pobre "malo" no tenga muchas opciones de luchar por ella... Además, el héroe debe ser una buena persona, altruista y sacrificado, aunque también debe poseer un toque de macho, ya me entendéis. Frases como esta lo corroboran (amplia sonrisa, pulgar levantado hacia el cielo): "Sólo hago mi trabajo, voy donde me mandan", o "¡Jim, solo tenemos 5 minutos para salir de aquí!" "No te preocupes, me basta con 3".
  4. La presencia de la bandera americana. Imprescindible. Ese trozo de tela ondeante con sus barras y estrellas, algo magullado por los efectos de un terremoto 9,5 en la escala de Richter que aún se agita a cámara lenta, simbolizando esperanza, en lo alto de un mástil o un trozo de puente, no podría faltar en una película de estas características.
Finalmente la acción, lo mejor de la película combinada con los efectos del terremoto, es bastante vertiginosa y no dejará a nadie indiferente (la mayoría de las situaciones son bastante poco creíbles aunque divertidas). Helicópteros realizando maniobras imposibles, luchas contra la gravedad y las fuerzas de la naturaleza (la escena del tsunami y el carguero, épica) y aterrizajes elegantemente increíbles (acordaos del paracaídas) abundan en una cinta que apuesta claramente por el efectismo en perjuicio de la coherencia. Pero, ¿quién esperaba otra cosa?


Lo mejor: Unos efectos especiales muy logrados y unas escenas de acción muy divertidas si tenéis con quién comentarlas en el cine.

Lo peor: El desarrollo de los personajes, aburrido y sin sentido en muchas ocasiones.








4 comentarios:

  1. Vale que en en la película se pasan diciendo "Oh Dios mío" como "¿Estás bien?" pero "oh Dios mío" no tiene nada de mojigatería y no sé de dónde sacas esa interpretación sobre misericordia y demás. Ahí se te ha visto más el plumero de anti religión o algo así pero bueno. Será ahora que sólo los yanquis dicen esa expresión. Ay, Dios mío...;)
    por lo demás la película es para entretenerse y reírse con situaciones ridículas. SPOILER : Eso sí la forma en que el chico saca a la otra del coche en el aparcamiento, muy inteligente.

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    1. Hola Dave, mi intención era destacar que la película es una americanada por una serie de elementos que creí apreciar en la película y uno de los que más me llamó la atención es el elevado número de veces que los personajes invocan a Dios, e incluso hablan con él ("Dios mío, ayúdanos"). No se si solo los yanquis usarán tan repetidas veces esas expresiones, pero desde luego me da la impresión de que en un concurso de menciones quedarían en muy buen lugar :P

      No obstante, no era mi intención ofender a nadie usando el término "mojigatería", por lo que pido disculpas por adelantado si así ha sido. Lo que tienen las críticas es que son subjetivas, y a veces dos puntos de vista diferentes pueden llegar a encontrarse, lo cual celebro por que da pie a discusiones.

      ¡Muchas gracias por tu comentario!

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  2. Bfffff aun sabiendo que tipo de película era, demasiadas casualidades en pro de los protagonistas...que simplifica las opciones: siempre pasa algo peligroso con una salida fácil.

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    1. La verdad es que hay muchos ejemplos de lo que dices, la escena final con la hija, sin ir más lejos...

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