jueves, 11 de julio de 2013

Crítica - Monstruos University: Pixar continúa en lo más alto de la animación

Hará más de un año, un amigo me recomendó que viera un monólogo de un humorista de la Paramont Comedy llamado Goyo Jiménez, que trataba sobre las diferencias que existen entre la sociedad española y la americana. Dejando a un lado lo mucho que me reí con su actuación, no pude evitar pensar lo diferente que hubiera sido vivir en una familia americana, en una de estas casas blancas de dos plantas con garaje, un jardincito vallado, el cortacesped aparcado en una esquina y una caseta para el perro (siempre hay un perro), que habría construido y pintado con mi padre después de llegar del instituto, en un idílico y entrañable momento made in america. Luego me entró la pereza.

¿Y qué hay de la universidad? Habremos visto cientos de películas que retratan estos centros de enseñanza superior en América como los núcleos de influencia donde los jóvenes se labran un futuro, establecen relaciones a largo plazo con los compañeros de habitación (ya sabéis que ellos se mudan de sus casas para vivir allí), ingresan en hermandades, equipos de fútbol, animadoras... La impresión que a mi me daba cuando veía esas películas (desde El Club de los Poetas Muertos hasta Fuga de Cerebros) era que todo giraba en torno a la popularidad: podías ser el más molón de la "facul", a quién invitaban a las mejores fiestas o, de lo contrario, eras el eterno novato o pardillo, el blanco de todas las pullas. Por supuesto, la realidad será muy diferente y no todo blanco o negro, pero lo que veías en la pantalla se centraba en estos dos extremos.

Ahora, ha llegado a los cines la precuela de uno de los trabajos más rentables y geniales de los famosos estudios Pixar, Monstruos S.A., que nos presenta una empresa dedicada a asustar a los niños para obtener energía a partir de sus gritos. Es una tarea difícil, ya que cualquier objeto que haya mantenido contacto con uno de los pequeños, es potencialmente tóxico para los monstruos. Por ello, deben ser extremadamente cuidadosos cada vez que viajan al mundo de los humanos, utilizando puertas de armario creadas en sus fábricas, para no llevar a la ciudad Monstruopolis, nada procedente del mundo humano.

Dicha precuela está centrada en mostrar la época universitaria de Mike Wazowsky y P. Sullivan, dos entrañables monstruos cuya máxima aspiración es llegar a ser "asustadores profesionales" en un entorno universitario típicamente americano. Normalmente es difícil igualar el nivel de proyectos como el de Montruos S.A., con un apartado técnico sobresaliente, un guión repleto de originalidad y momentos geniales, así como grandes dosis de sentido del humor dirigidas tanto a los niños como a los adultos, pero el caso de Monsters University es sin duda una gratificante excepción, sobre todo tras anunciar Pixar hace unos días que no iba a invertir tanto en secuelas y precuelas para apostar más por productos originales.

Wazowsky y Sullivan en una escena de la película
Lo primero que pensé cuando anunciaron la vuelta a las pantallas de estos peculiares seres, fue que sería un producto entretenido, enfocado más a los hijos que a sus padres ya que, a simple vista, tratándose de una precuela sobre la juventud de los protagonistas, no parecía que la historia de los mismos pudiese aportar gran cosa a lo que ya nos mostró la primera película. Craso error, ya que lo que empieza con una original pero mil veces vista llegada de dos alumnos nuevos a la universidad (con sus problemas de integración, profesores bordes, hermandades y fiestas en la facultad), evoluciona a una divertida y perfectamente hilvanada trama, con un final muy envolvente que mantiene pegado en el asiento al espectador conteniendo el aliento ante el reto que afrontan Wazowsky y Sullivan para demostrar que tienen madera de asustadores.

Sin duda, uno de los puntos fuertes de la cinta es el genial trabajo de animación empleado, que consigue que las expresiones de los desfigurados (y cómicos) rostros de los personajes, transmitan las mismas emociones que reflejarían actores de carne y hueso, incluso mejor que algunos, diría yo (¿alguien ha dicho Richard Gere?). Especial mención a la rectora de la universidad, una especie de ciempiés con alas gigante que da bastante "yuyu", y a la bibliotecaria, una temible mujer calamar que me puso los pelos de punta cuando se reveló en todo su esplendor... 

No quiero tampoco acabar sin mencionar el apartado sonoro de la película, claramente vinculado al ambiente universitario, y cuyo tema principal conforma un himno estudiantil americano muy sentido y patriótico, para cualquiera que lo escuche durante un minuto. A mi desde luego me recuerda al desfile del 4 de julio. ¡Dios bendiga America!


Lo mejor: Muy divertida y entretenida. No pierde el ritmo de la primera parte.

Lo peor: El tema universitario quizá está muy trillado ya.




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