domingo, 30 de junio de 2013

Crítica - El Hombre de Acero: Superman llega a su límite con una versión aceptable

Imaginaos a un grupo de chavales de 16 - 17 años en un parque tumbados sobre el césped, sin hacer nada en concreto, un día de verano como hoy. De repente uno de ellos propone: "si os diesen la oportunidad de tener un super poder, ¿cuál elegiríais?" Los demás se empiezan a animar y el primero elige la "super velocidad", para ser el mejor en cualquier deporte; otro prefiere tener mirada de rayos X, para ver ver a través de las paredes del baño de las chicas; un tercero tiene claro que lo que más mola es volar... Entonces llega uno que, con expresión sabihonda y levantando una ceja, sentencia: "pues yo escogería ser como Superman, que tiene todos los poderes del mundo y nadie le puede hacer nada porque es invulnerable". El resto de chicos le miran airados y un poco molestos. Unos dicen que Superman no vale, otros que contra eso no se puede competir. Pierden el interés. Se acabó el juego y pasan a otra cosa. Así es como siempre he visto yo a Superman: un aguafiestas. Superfuerza, supervelocidad, puede volar, respirar bajo el agua, lanza rayos por los ojos, su aliento congela o levanta un huracán... ¡ah!, y es rematadamente guapo.

En mi opinión, lo que atrae al público de un superhéroe, es una mezcla de identificación y fantasía. Nos identificamos con ellos porque tienen algo de humanos (Ironman es alcohólico, Spiderman es un adolescente que no sabe relacionarse con las chicas, Batman es un hombre de carne y hueso, sin poder alguno, que sangra si le cortan o le salen moratones si le golpean) y fantaseamos con ellos al imaginarnos qué haríamos con esa habilidad concreta: si tuviese garras de acero, destrozaría el coche de mi ex; si pudiese volar, no volvería a viajar apretujado en Ryanair; si disparase telas de araña, envolvería en un capullo a mi jefe y lo colgaría de lo alto de un edificio...

Si he ido a ver Superman en esta nueva versión llamada El Hombre de Acero (después de prometerme a mi mismo que no iría a ver un remake de este personaje nunca más tras el fiasco de Superman Returns en 2006), ha sido únicamente por el productor Cristhopher Nolan, y su trabajo en la excelente trilogía de Batman: El caballero Oscuro. Pensé que si podía hacer con Superman la mitad de lo que hizo con Batman, merecería la pena verlo. El resultado ha sido aceptable: Zack Snyder, el director de la cinta, consigue llevar a su límite al superhéroe del planeta Krypton mostrándonos como nadie su lado más humano convirtiendo en ocasiones su invulnerabilidad en una especie de maldición personal. 

El actor Henry Cavill interpretando a Superman
Me es imposible pasar por alto el gran componente religioso presente en la cinta, donde se establece un paralelismo bastante palpable entre Superman y Jesucristo, algo parecido a lo que vimos en la trilogía de Mátrix de los hermanos Wachowski. Resulta que Superman tiene 33 años cuando se da a conocer al mundo, que es la edad que tenía Jesús cuando se sacrificó por la humanidad pagando por sus pecados en la cruz por orden de su padre. Frases como "serás un Dios entre los humanos"o "solo tu puedes salvar a la Tierra enseñándoles el camino" recuerdan demasiado al papel de un salvador movido únicamente por un amor altruista y desinteresado que siente hacia la raza humana, aún siendo rechazado por ellos debido a su origen desconocido. Por si fuera poco, en una escena de la película, Superman entra en una iglesia a reflexionar acerca de la conveniencia de mostrarse al mundo. Confiesa que no está seguro de si debe confiar en la humanidad o no, a lo que el sacerdote de turno le responde que a veces, cuando no se tiene garantía de algo, lo que queda es la fe. Después de todo, es bien sabido que los humanos siempre hemos sido muy tolerantes en lo que concierne a lo que no comprendemos y no podemos controlar...

La parte del mundo de origen de Superman está muy presente en esta cinta, sobre todo en lo que concierne a sus padres y a la sociedad en general de Krypton, ese gran desconocido y poco explorado planeta en las anteriores versiones del famoso superhéroe. No voy a dar detalles para no fastidiar a nadie. Solo diré que la unión de Nolan-Snyder está a la altura del desafío a la hora de crear un ambiente con estilo propio, aunque no del todo original, llegando a recordar a ecosistemas de películas como Avatar (monturas voladoras y máquinas de última generación juntas en escenas de batallas aéreas) o a conceptos como el Gran Hermano de Orwell, ya que los recién nacidos son almacenados en cápsulas y destinados desde su creación a desempeñar un rol determinado en una sociedad que no deja que nada escape fuera de su control. Nada excepto Superman, que sale disparado en una cápsula de salvamento antes de que Krypton estalle, claro.

En cuanto a los referentes del protagonista, se han elegido a dos grandes pesos pesados de la industria cinematográfica para desarrollar ese papel: Rusell Crown y Kevin Kostner (no me detendré en las madres por su escasa relevancia en el guión). Los dos encajan bien en sus roles paternos, aunque cada uno con un enfoque bastante opuesto en cuanto a la educación del chico. Por un lado, Rusell Crown, un eminente científico de Krypton (que lucha como Gladiator), encomienda a su hijo la tarea de perpetuar la especie en otro planeta y hacer de líder de la raza humana debido a su naturaleza superior; por el otro, Kevin Kostner hace todo lo posible por inculcar a su hijo la idea de que debe mantener escondidos sus poderes a toda costa y vivir como un ser humano normal, sin intervenir para nada en el destino de la Tierra, cuestión que cambia bastante cuando esta es atacada por los villanos de turno.

Símbolo de Superman que en la película significa "esperanza"
Son numerosos los guiños que se han rescatado de anteriores versiones: los 3 "malos" de Superman II, rescatados y versionados por Snyder (especial atención a los movimientos y la genial caracterización de la lugarteniente del capitán Zod); el director del Daily Planet encarnado por Laurence Fishburne y, como no, una muy resuelta Lois Lane interpretada por la magnífica Amy Adams. ¡Ah! y si os fijáis bien, también hay un pequeño homenaje a Lex Luthor en forma de mensaje en uno de los camiones cisterna que explotan en plena lucha entre Superman y Zod: Lex Corp.

Otro punto a favor es la banda sonora de la película, desarrollada por Hans Zimer, un grande de la composición musical, con trabajos a sus espaldas como la B.S.O. de Batman o La Señal. Zimer ha versionado de manera muy auténtica, el tema principal de Superman que todos conocemos de sobra, incorporándole partes futuristas con un resultado de lo más convincente.

Los efectos especiales son también muy importantes en el desarrollo de la acción, ya que sin ellos no podríamos ser testigos con todo detalle de la destrucción de una gran parte de la ciudad de Metropolis. Dicha destrucción, aunque pueda parecer exagerada (edificios de 50 pisos desplomándose sobre la población, cientos de coches volando por los aires, enormes explosiones por doquier...) no deja de recordarnos que estamos ante un cómic, algo no real. Puede parecer muy obvio que diga esto pero la película tiene partes muy naturales, como el comportamiento de los personajes, nada exagerados ni estrafalarios (el propio Superman es un ejemplo de ello, con su aspecto de hombre normal y su mirada bondadosa hasta que se pone el traje y comienza a repartir estopa) que podrían hacer que nos relajásemos y olvidásemos por un momento que se trata de una historia de ficción. 

En definitiva, The man of steel es sin duda la mejor adaptación de Superman que se ha llevado al cine. Es entretenida y sus dos horas y media no se llevan demasiado mal, sentado en una cómoda butaca. Pero, en mi opinión, es un personaje bastante carente de interés debido precisamente a su invulnerabilidad (ni siquiera han usado kriptonita esta vez) y a su elenco de poderes, que son precisamente los que limitan su capacidad de empatía, presentándole como alguien lejano con quien no podemos identificarnos. Aquí está el reto de Snyder-Nolan: conseguir que Superman sea uno de nosotros. Yo creo que lo han conseguido.

Lo mejor: Unas escenas de acción de primera y un Superman muy humano.

Lo peor: Se trata de un personaje que no da más de sí. Ha llegado a su límite.





2 comentarios:

  1. Quizás la cuestión sería centrarse más en Clark y en Kal-El y menos en Superman. Me explico: en la persona que está dentro del traje y no en sus superpoderes. Después de todo, quien normalmente se las hace pasar canutas no es un supervillano que pueda rivalizar en fuerza y velocidad sino el que le iguala o supera mentalmente.

    La otra opción, hacer una película totalmente de acción y meter por medio a Lobo, inicialmente peleando contra Superman y luego poniéndose de su lado (¿contrato roto por la otra parte?).

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    1. Es un factor a tener en cuenta, si. De hecho Lex Luthor, el villano por definición de Superman, brilla más por su maña que por su fuerza...

      ¡Gracias por comentar! ;)

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